top of page

MELI VALDES Y EL DIFÍCIL TERRITORIO DE LA REALIDAD Y EL SUEÑO

                                           

 Jorge Héctor Paladini, crítico de arte

 

En el Salón de la Agremiación Médica de calle 6 entre 55 y 56 expone, y en una atractiva muestra, la artista MELI VALDES, adscripta a un surrea­lismo de muy personal perfil.

Con una gama de colores que discurren como una melodía que brinda unidad a su muy buen aporte, VALDES conmueve con gestos de impactante resolución. Un lirismo dolorido, en el que el tiempo que todo lo erosiona palpita sutil en el trasfondo, trama los mensajes de la artista, que plasma figuras enigmáticas de conmovedora atracción, como en el díptico "Los vestidos sin coser", telas que memoran un hálito y a las que mariposas o una misteriosa figura dan un toque vital.

"Tango", por su lado extrae del mito cotidiano figuras em­blemáticas que VALDES dota de una singular melancolía, en tanto que en su tem­blorosa "La muerte parece tan terminal", de excelente factura, VALDES arma su espacio con una figura que cubre una oscura tela ondulante, acompañada de la rosa pálida que memora,  temblorosa, la esperanza del personaje central que atisba un mañana de misterio y zozobra.

En "Las bodas de plata de Romeo y Julieta", sus personajes, la copa de vino letal, la rosa y las miradas de sus personajes sumen en una palpa­ble atmósfera de misterio, con sus singulares miradas, al espectador, en tanto que en "El escudo" VALDES torna a desplegar sus símbolos en un magnífico felino negro, sus cuervos y la figura central, que semeja sonreír ante las eternas vanidades humanas.

Y no catre dejar de lado su excelente "Las mareas de la memoria" en la que su personaje, melancólicamente, alza su diestra hacia una mano que des­ciende a su  encuentro, como si ambas buscasen la Esperanza en un mundo dolo­rido y áspero, en  el que los sueños deben luchar denodadamente contra el tiempo y la soledad; para darle, al f in, calor y temblor a la vida y al amor.

                                              

*Diario Hoy, La Plata, 9 de julio de 1998.

bottom of page